El reloj Happy Sport encuentra en la energía expresiva y en el encanto resplandeciente de Julia Roberts la triunfal personificación de sus valores: la Joie de Vivre y la libertad por bandera.
Repaso a esta leyenda de la relojería.
Happy Sport es el toque de genialidad de una joven inspirada por una audacia y una creatividad sin límites. Presentado por primera vez en 1993 por Caroline Scheufele, lleva dentro todas las metamorfosis de una época y encarna la alegría de vivir y el espíritu libre en el que se inspiran las mujeres contemporáneas. La colección Happy Sport se ha convertido en un icono imprescindible de la moda y de la relojería y ha mantenido con constancia la fascinante coreografía de sus diamantes móviles gracias a una multitud de versiones que han ido seduciendo a todas las generaciones representando una nueva forma de contemplar el tiempo.
Caroline Scheufele, copresidenta y directora artística de Chopard
La audacia de una joven creadora
De joven hizo vivir a Chopard su primer gran cambio lanzando a la Casa familiar a la aventura de la joyería gracias a su diseño de un colgante de payaso. Tras entrar en el mundo del diseño gracias a este primer golpe maestro, Caroline Scheufele, hoy copresidenta y directora artística, se ve seducida a comienzos de los años 1990 por la idea de un reloj versátil cuyo aspecto, tan lujoso como relajado, hiciera que se pudiera utilizar con la misma comodidad tanto en una pista de tenis como para ir a un almuerzo de trabajo o a una fiesta. Recupera por su cuenta el concepto de los diamantes móviles que sus padres habían creado – « diamonds are happier when they are free » había exclamado su madre en 1976 al contemplar por primera vez el primer prototipo de la colección que iba a dar vida a Happy Diamonds.
Pero en lugar de hacer bailar a los diamantes libremente alrededor del reloj, como era el caso de los relojes Happy Diamonds, decide colocarlos entre dos cristales situados encima de la esfera. « ¡Imposible! » le contestó su jefe de taller, que le dijo: « ¡Caroline! Si consigue vender estos relojes le regalaré una rosa por cada ejemplar.» No hizo falta nada más para espolear la determinación de una mujer que siempre ha considerado que «no» no es una respuesta. Se afana en esa idea y la transforma en un proyecto viable. ¿Cómo hacer para que, por ejemplo, el reloj sobre el que se superponen el movimiento, la esfera, las agujas, dos cristales de zafiro y varios diamantes móviles no sea demasiado grueso?
El resultado, que se presentó en 1993, fue sorprendente. Un reloj que combinaba por primera vez en la historia de la relojería el acero y los diamantes, montado sobre una correa de eslabones «guijarro» flexible y cómoda, con unos zafiros cabujón engastados en las asas y en la corona, a juego con las sobrias agujas azuladas, y, por último, sobre la esfera blanca, siete diamantes móviles lanzados a un baile endiablado que recuerda al torbellino de la vida.
Acababa de nacer el bien denominado Happy Sport, nuevo icono de la moda y el origen de la expresión sport-chic. La prensa lo aclama, el mercado lo reclama. Y el jefe de taller que había prometido una rosa por reloj vendido acaba regalando a su copresidenta un rosal. Hoy en día, cuando Caroline Scheufele observa a las jóvenes que entran en una de sus boutiques para comprarse su primer Happy Sport, porque les recuerda al modelo que su madre y su abuela han llevado antes que ellas, Caroline Scheufele piensa, no sin cierta malicia, en la abundante floración de su rosal. Este reloj, cuyo fracaso comercial le habían asegurado, se ha convertido en todo un éxito que desde el principio ha seducido a las mujeres de todas las generaciones.
Un reloj que acompaña a la emancipación de la mujer
Desde su presentación, la energía cinética de sus diamantes embruja por su aura de novedad. Con la unión entre la preciosidad de los diamantes y la robustez del acero los códigos de la relojería parecen haberse trastocado tanto como los de la sociedad moderna, que ve como las mujeres han accedido a un lugar que la Historia jamás les había concedido. Cada vez son más las mujeres que acceden a puestos de responsabilidad. Su influencia aumenta en la familia, en los negocios y en la política. Se impone un nuevo estilo de vida para estas heroínas que gestionan su existencia con un espíritu libre y una independencia bien asumida. Y la moda se tiene que adaptar. Happy Sport se mueve al ritmo de esta tendencia. Se lleva igual de bien con vaqueros y zapatillas o con un vestido negro y zapatos de tacón. Conquista los podios, las alfombras rojas y la muñeca de las mujeres. « ¡Un reloj que se puede llevar 24 horas al día! » es como lo define Caroline Scheufele.
Con los años, Happy Sport ha ido desplegando un florilegio de variaciones como pocos relojes han conseguido. Esta profusión ha permitido que la colección se convirtiera en el primer reloj coleccionado por las mujeres. Entre los más memorables se encuentra, por supuesto, el primer Happy Sport original que se presentó en 1993, pero también una versión totalmente joyera que se creó en 2013 para conmemorar el 20 aniversario de la colección, el Happy Sport Diamantissimo, o incluso varios tourbillons, entre los que se encuentra una versión del Happy Sport Chrono All Black. En los deportes de invierno con el Happy Snowflakes, en la playa con el Happy Fish y el Happy Ocean. La colección también acompaña a las mujeres hasta el Festival de Cannes con el Happy Palm, el primer reloj de la colección fabricado con oro ético.
Una nueva manera de contemplar el tiempo
En sus casi treinta años de existencia la luz jamás ha dejado de brillar sobre este icono de la relojería contemporánea, prueba de que representa a sus tiempos y de que, al mismo tiempo, va más allá de las décadas y las evoluciones de la moda. Porque con el Happy Sport Caroline Scheufele ha inventado mucho más que una manera de llevar el reloj: una nueva relación con el tiempo. Mirarlo no es solamente ver la hora, sino extasiarse con el incesante ballet de los Happy Diamonds, cuya ronda infinita, sincronizada con los movimientos de la mujer que lo lleva, se convierte en una auténtica coreografía que invariablemente provoca una sonrisa, una emoción, una magia en ese instante. Más que un reloj, el Happy Sport es un talismán de los tiempos modernos, para llevar siempre y así extender el impulso de la alegría de vivir y el espíritu de la libertad.
Lo que permite a estas piedras preciosas dar vueltas sin cesar es todo el saber hacer de unos Artesanos de la manufactura. Alojado dentro de una delicada cápsula de metal en forma de trompo, cada diamante móvil se coloca entre dos cristales de zafiro en el momento del encajado del reloj. Es una labor delicada: hay que tener cuidado para que no quede ni una mota de polvo dentro porque podría perjudicar el desplazamiento de los móviles. Su danza está controlada para que el tiempo no pueda alterar la intensidad del espectáculo. Se trata de todo un saber hacer que Chopard conserva con orgullo para perpetuar la alegría de vivir inherente a sus creaciones. Así, entre los numerosos oficios que la Casa mantiene en sus talleres se encuentra el oficio de Artesano coreógrafo, cuya misión es hacer bailar a los diamantes.