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Christine Giampaoli se atreve con la carrera más dura



Christine Giampaoli
se atreve con la
carrera más dura

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La hiperactiva piloto italo-española, por su manera de conducir y por su carisma, siempre causa sensación en las carreras en las que participa. Ahora lo hará en el Dakar 2024, uno de los objetivos más difíciles que se había propuesto conseguir.

 

-Debutas en esta edición del Dakar, ¿un sueño cumplido?
¡Sí, es totalmente un sueño cumplido! Cuando empecé, el poder participar en esta prueba lo veía como un poco inalcanzable. Así que estoy súper contenta de poder afrontar este reto. Y aunque será muy duro, nos va a aportar tanto, que hará que valga la pena todo el trabajo y el esfuerzo previo que hemos realizado, y el que tendremos que hacer para “sobrevivir” cuando estemos allí.

-Está considera la más exigente hasta la fecha, ¿cuáles son tus expectativas?
Efectivamente todas las informaciones que van saliendo y nos van llegando por diferentes vías coinciden en que va a ser el Dakar más duro. Que van a haber muchísimas dunas, y justamente yo he estado entrenando muy poco este año en este tipo de terreno. Así que será, como he comentado antes, totalmente un reto.
Como es nuestro primer Dakar, las expectativas seguramente deberían ser las de poder acabarlo, pero está claro que siempre los pilotos tenemos esa mentalidad de competir, y al final cuando nos metemos en el coche todos queremos lo mismo: ¡Ganar!

 

 

-Corres con el equipo TC Racing de Thibaut Courtois, ¿qué une al portero del Real Madrid y Christine en este proyecto?
Seguramente la pasión por los coches en general, aunque él es más digamos “circuitero”, y yo más de “off road”. Y nos hemos encontrado con este proyecto de “mi mundo” -off road- que a Thibaut también le motiva. ¡Ojalá que cuando acabemos tenga ganas de probar a subirse al coche, y rodar con nosotros!

-¿Haber participado en las últimas ediciones del Campeonato “Extreme E” puede ser una ventaja?
El “Extreme E” es un campeonato bastante distinto. También es muy duro, aunque por motivos diferentes: es muy complicado entender el coche, que es totalmente distinto, muy pesado y muy grande; las carreras son muy cortas pero a la vez muy difíciles a nivel de terreno… Pero es verdad que todo lo que se aprende ayuda, y se puede considerar una ventaja. Aunque este año no he estado muchísimo en el coche -las tres últimas carreras no las disputé-.
Creo que en el Dakar, que se hacen tantos kilómetros, seguro que iremos aprendiendo constantemente.

-Tienes ya mucha experiencia como piloto profesional ¿recuerdas cómo empezó todo?
Imposible olvidarlo. Es un recuerdo muy bonito para mi. Siempre me acordaré de “Lola”, como yo lo llamaba, el “Corolla del 89” de rally que tenía mi vecino, con el que pasaba siempre pisando a fondo por delante de mi garaje. Un día decidí pararlo, para subirme y entender qué era “aquello” que hacía tanto ruido. Ese extraño momento -escuchar el ruido del motor, el olor de gasolina, ver el coche vacío por dentro…-, marcó mi futuro.
Como empezar en este deporte es muy caro, y yo disponía de recursos limitados, me puse a estudiar a tope, para ver cómo lo podía hacer para preparar mi propio coche. Primero como mecánica y luego haciendo también ingeniería -entre otras cosas-. Estos pasos son los que me han permitido llegar poco a poco a donde estoy ahora.

 

 

-¿Cuándo empiezas a ser «Christine GZ”?
Es una historia muy divertida. Mis apellidos son Giampaoli Zonca, y cuando estuve viviendo en Estados Unidos, contratada por un equipo americano para competir en las “Bajas en México” y el “Campeonato Americano”, siempre que iba a hacer alguna gestión y daba mis datos tenía problemas. Mis apellidos no sabían pronunciarlos. Los tenía que deletrear siempre, y ni aún así. Y al final empezaron a abreviarlos con las iniciales, “GZ”. Me gustó, y pensé ¿por qué no? Me pareció más fácil, más divertido, y la verdad es que ahora me siento tan identificada que si no me llaman “GZ” no pienso que se dirigen a mi.

-La prueba en la que más ilusión te ha hecho participar.
La verdad es que he corrido muchas carreras de las que estoy enamorada. En Canarias también. Pero creo que la más especial para mí ha sido la “Baja 1.000”. Una carrera súper dura, de 34 horas sin parar, en la que no sabías qué te iba a deparar cada momento, porque era algo muy nuevo. Al final salió tan bien que hicimos “Top Ten”. Me encantaría poder volver a participar algún día, con una categoría más grande y, bueno, seguir en este “mundillo”.

-¿Cuál crees que es tu mayor “virtud” pilotando?, ¿y “defecto” a mejorar?
A “mejorar”: creo que el hecho de ser un poco como “dinamita” para mi misma. Cuando cometo un error a veces me pongo bastante mal y me estreso demasiado. Me centro en darle vueltas al problema, a lo sucedido, en lugar de ver la solución.
Y a “destacar”: que soy bastante dura y cabezota. Y ante cualquier adversidad que me pueda pasar antes de una carrera -como una intoxicación alimentaria u otras situaciones difíciles que ya he vivido- siempre quiero correr y hago lo imposible por llegar hasta el final.

-¿Un piloto referente?
Sin duda Sébastien Loeb. Es increíble en cualquier tipo de carrera, de categoría, de modalidad en la que participa. Es el mejor. Y aparte es un tío súper centrado, pero a la vez también muy simpático y divertido post-carrera. Es admirable lo que ha hecho y conseguido en todos estos años. Además me siento un poco identificada con él, porque como yo, también empezó tarde a correr -a los18 años-.

 

 

-¿Te preparas física y mentalmente? Y antes de una carrera importante, ¿cambias tu rutina?
El trabajo físico y mental es diario, pero cuando hay una carrera importante, como ahora el Dakar, te pones más las pilas y todo se hace con más intensidad.
Empiezo el día levantándome muy temprano, para hacer gym y piscina fría. Y luego ya empiezo el trabajo con todo mi equipo -deportivo, quiropráctica (me la llevo al Dakar, ¡es fundamental!), doctora, nutricionista…-. Intentamos mantener siempre la misma dinámica.
Hemos formado un muy buen equipo, que se vale por sí mismo para gestionar el enorme volumen de trabajo que tenemos.

-¿Tienes alguna rutina o superstición antes de subirte al coche?
Más que rutina lo que intento es calentar un poco a nivel de brazos, de cuello, de cuerpo, para no subir al coche fría. Y como superstición, sí que tengo una frase que siempre repito tres veces en la salida, cuando faltan 15 segundos para empezar. Cuando llevo copiloto, le doy la mano y la repetimos juntos. No sé como explicarlo, pero es una frase que me ayuda a atraer toda la energía y ponerme en “modo focus” con la carrera en la que voy a participar.

-En las redes sociales sumas y sumas seguidores.
La verdad es que las redes me han ayudado mucho, sobre todo en mis inicios en Canarias, como mecánica con mi pequeño Golf MK2, al que siguió un Corolla, y luego un Subaru. En esa época las redes me servían para enseñar lo que estaba haciendo en mi día a día. Y empecé a tener mucha gente me apoyaba, y me daba fuerzas para seguir luchando por mis sueños. Gracias a ellas me salieron muchísimas oportunidades, como por ejemplo la de poder competir aquí en España con el equipo de “Mavisa Sport”.
Ahora las redes, el tener que interrelacionar con los demás a través de ellas, forman parte de mi trabajo, con la ventaja de que a mi me encanta la gente. Intento explicar qué pasa donde voy, lo que hago, y de paso también trasmitir un poquito de la energía de mi día a día a los demás.

 

 

-¿Cómo ves la evolución de la mujer en el automovilismo?
Ahora hay muchísimas mujeres compitiendo y con un nivel altísimo. El desarrollo ha sido enorme.
Y como digo siempre, cuando te pones el casco no se sabe si eres chica o chico. Al final la evolución es tan grande que ya no hay diferenciación, y estamos todos, hombres y mujeres, compitiendo en la misma categoría.

-Cuando bajas del coche, ¿tu día a día va a la misma velocidad?
Intento estar todo el día a tope, Me hace falta esa adrenalina, el estar ocupada y no parar. Hasta que mi cuerpo a veces dice basta y caigo muerta, y me obliga a descansar unas horas reparadoras.
Ahora viajamos mucho y tenemos que ir ajustando las rutinas diarias, para no perder el control de lo que duermo, el ejercicio realizado, la alimentación…, y evitar así que los factores externos afecten a mi concentración y rendimiento.
Así que diría que sí, que mi día a día “desgraciadamente” va a la misma velocidad que el coche, aunque mi equipo -y Fran en particular-, intenten pararme, y me recuerdan lo importante que es descansar.

-Próxima sueño que vas a cumplir.
Ahora quiero disfrutar del sueño de participar en el Dakar. Ya está aquí, es real, y estoy centrada en ello al cien por cien. El resto de proyectos que tengo entre manos ya vendrán luego, Son muy interesantes y muy distintos, y también me hacen mucha ilusión, porque tengo ganas de hacer más cosas… Pero lo hablaremos en la próxima conversación.

 

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