Por Sandra Parrilla, terapeuta de Bonasport
La sonoterapia con cuencos tibetanos, es un masaje sonoro realizado con estos instrumentos musicales metálicos, con el objetivo de curar, sanar y relajar al individuo, y participa en la inducción a un estado de meditación.
La mejora a nivel físico, mental y psicológico, emocional y espiritual, se explica mediante “la física cuántica”: el principio de la resonancia, según el cual diferentes vibraciones o frecuencias tienden a igualarse, de forma que la vibración más intensa y armónica modifica a otra más débil, disonante o no saludable.
La vibración armónica producida por los cuencos tibetanos equilibra las vibraciones emitidas por el cuerpo humano, acercando y restableciendo su estado natural de sana vibración. Para ello, los cuencos tibetanos son golpeados y/o frotados con una baqueta para producir “armónicos” cargados de energía sanadora. Estos armónicos benefician tanto nuestro campo corpóreo como nuestro campo energético.
Y aunque hay frecuencias que están fuera de nuestro campo auditivo, mediante los armónicos podemos resonar con ellas.
Además, las frecuencias emitidas por los cuencos tibetanos modifican nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, haciendo posible los estados de sanación espontánea y estados místicos, que nos encaminan a la auto-sanación.
El paciente, simplemente debe estirarse en la camilla, cerrar los ojos y concentrarse en la emisión de sonidos producidos por los cuencos tibetanos.
Estos “instrumentos” están compuestos por una aleación de siete metales: plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro y forjados de forma artesanal, con intención y conciencia, mientras se cantan mantras (cantos tibetanos).
Beneficios
A nivel físico, basándonos en el principio de resonancia, la terapia sónica equilibra la vibración de muestras células, sanando su estado, lo cual conlleva una mejora desde a nivel celular básico como a niveles tisulares del sistema inmunitario y energético, aliviando el dolor físico y emocional, inflamaciones, ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio e hiperactividad. De hecho, se ha demostrado científicamente, que se puede conseguir la auto-destrucción de las células cancerosas y la curación de enfermedades.
A nivel emocional, la terapia sónica con los cuencos induce a un estado de meditación, de equilibrio y paz con uno mismo, a una mayor claridad mental, concentración, y producción. En definitiva, un estado de felicidad gracias a la elevación de la frecuencia vibratoria.
Son un fantástico medio para equilibrar los “chakras” y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés.
Con los cuencos tibetanos se puede tratar:
– Estados de depresión y angustia.
– Contracturas musculares.
– Desequilibrios psicológicos.
– El estrés y la ansiedad.
– Problemas de visión.
– Dolores de cabeza.
– Estados de ánimo.
– Aumento de defensas del organismo.
– Estabilidad mental y emocional.
– Aumento de autoconfianza.
– Controla los estados de insomnio e hiperactividad.
– Equilibrio del cuerpo físico, emocional, mental y espiritual.
- Enraizamiento planetario y personal.
Origen e Historia
Según el gran maestro bodhisattva tibetano Gwalwa Karmaza, los “cuencos cantores del Tíbet” emiten el sonido del vacío, que es el sonido del universo manifestándose. Son el símbolo de lo incognoscible, y como aleación datan de la época del buddha histórico, Shakyamuni (560 – 480 a C.)
Los orígenes de los cuencos tibetanos y su historia detallada se pierden en el pasado lejano y seguramente es un regalo de la religión chamánica Bon, que existía en el Tíbet varios siglos antes de la llegada del budismo.
Tradicionalmente los cuencos tibetanos se utilizaban para la meditación y la sanación en los monasterios de monjes.
