CARTA DEL DIRECTOR
Javier Cihuelo
TANTAS COSAS POR HACER
Ya son muchas las semanas que nuestras vidas se han visto trastocadas de forma abrupta por una crisis sanitaria a nivel global que ha paralizado “nuestro mundo”. Uno de los momentos más delicados de nuestra historia reciente, y al que no podíamos dejar de dedicar estas líneas por el dolor que está provocando.
Es quizás un “baño de realidad”, un recordatorio de lo frágiles que podemos ser los humanos, de lo peligrosos que seguimos siendo para nosotros mismos, y de las carencias ya habituales de los gobernantes mundiales ante situaciones exigentes.
Ahora tener libertad de movimientos, ver a nuestros seres queridos, darnos un abrazo…, pequeñas cosas habituales de nuestro día a día a las que apenas dábamos valor, se han convertido en verdaderos lujos.
Seguramente, conforme vamos recuperando progresivamente el control de nuestra vida -aunque sea diferente-, tengamos más ganas que nunca de hacer o vivir lo antes posible muchas de las cosas que teníamos marcadas como “pendientes”, y que íbamos posponiendo con mil excusas, pensando en disponer de la eternidad para realizarlas. ¡Queremos hacer tantas cosas en tan poco tiempo que estamos abrumados!
Y seguro, que muchas de las propuestas de los colaboradores de nuestra publicación están en “la lista de los deseos”, y gozarlas nos ayudaran a recuperar la alegría lo antes posible.
Porque el ayer ya pasó, y el mañana no ha llegado. El hoy hay que vivirlo y disfrutarlo.
CARTA DEL DIRECTOR
Javier Cihuelo
TANTAS COSAS POR HACER
Ya son muchas las semanas que nuestras vidas se han visto trastocadas de forma abrupta por una crisis sanitaria a nivel global que ha paralizado “nuestro mundo”. Uno de los momentos más delicados de nuestra historia reciente, y al que no podíamos dejar de dedicar estas líneas por el dolor que está provocando.
Es quizás un “baño de realidad”, un recordatorio de lo frágiles que podemos ser los humanos, de lo peligrosos que seguimos siendo para nosotros mismos, y de las carencias ya habituales de los gobernantes mundiales ante situaciones exigentes.
Ahora tener libertad de movimientos, ver a nuestros seres queridos, darnos un abrazo…, pequeñas cosas habituales de nuestro día a día a las que apenas dábamos valor, se han convertido en verdaderos lujos.