Es una de los jugadores más importantes y queridos de la historia del tenis español. Fue capaz de superar todos los límites propios de sus orígenes humildes, para con perseverancia, trabajo y humildad triunfar en un deporte tan elitista. Y se atrevió a salir del país, en una de las épocas más convulsas, a competir en los principales torneos internacionales y ganar a todos los referentes del momento. Todo esto queda reflejado en el libro sobre su vida “De la barraca al podio”, que ha publicado recientemente.
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-¡Sigues siendo el segundo jugador de la historia con más partidos ganados sobre tierra batida!
Es verdad que han ido pasando los años y nadie ha conseguido llegar a algunos de esos registros. Ni alguien tan bueno como Nadal lo ha hecho…
Como nunca he sido de hacer mucho ruido mediático, quizás por eso no se han hecho más públicos algunos de los logros que conseguí durante mi carrera profesional y personal. ¡Todavía hay aficionados que se sorprenden cuando los descubren!
-¿Cómo se consigue triunfar en el deporte de élite, y además sin disponer de recursos?
El tenis es un deporte muy duro, en el que has de competir con gente muy buena y muy mentalizada. Y tienes que tener muy claro cual son tus prioridades, porque cuando eres muy joven enseguida te puedes dispersar -como los “monday players” de mi época, que eran jugadores que les llamábamos así porque solo jugaban los lunes y el resto de la semana se iban de “ocio”, y no triunfaron-.
Siempre digo que hay que desarrollar las “cuatro patas” sobre las que crecer: cabeza, físico, técnica y táctica. Si alguna te falla te desequilibras y te debilitas. Y por ello es importante cuando empiezas a competir, desde pequeño, que aprendas a analizar cuando pierdes un partido qué “pata” te ha fallado para trabajarla más, y seguir mejorando. Evitando buscar excusas. ¡Trabajo, trabajo y trabajo!
El consejo que siempre le doy a los más jóvenes es que cuando decidas hacer algo siempre debes dedicarle el máximo esfuerzo posible, hacerlo lo mejor que puedas, para que no te arrepientas de nada y veas realmente tu potencial.Y en el tenis si quieres llegar arriba no puede ser de otra manera.
¡Hay que dar “todo” lo que puedas en “todo” lo que hagas!
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-El tenis es un deporte individual, y en tu etapa más todavía.
Es un deporte en el que todo depende de ti mismo, que también tiene sis ventajas. No como en los deportes de equipo, en los que juegas o no si te pone un entrenador, y en una posición u otra, o según funcione el resto de jugadores que forman la plantilla los resultados van mejor o peor…
Además cuando yo competía viajaba solo, sin entrenador ni fisio ni nadie. No como ahora que en el tenis todo se ha profesionalizado mucho y hay una serie de personas, con unas funciones muy determinadas, que arropan a cada jugador en todos los torneos en los que participa. Entonces cada uno teníamos que saber cómo gestionar cada situación, tanto física como emocionalmente, porque solo podíamos contar con nosotros mismos.
Por eso también en el tenis “la cabeza” es especialmente importante.
-Competías con Borg, McEnroe, Connors, Vilas…, ¿destacarías alguno?
Habían dos tipos de jugadores, los que se le daba mejor la tierra batida, que madurábamos más cada punto, y los de pista rápida, que jugaban a puntos más directos; cuando entonces apareció Borg: un jugador muy fuerte físicamente, que ya iba a jugar acompañado de un entrenador, y que empezó a ganar muchos torneos. Era un reto ganarle, en aquel momento en el que el tenis estaba cambiando.
La verdad es que siempre era un placer enfrentarse a cualquiera de todos estos jugadores con los que me toco coincidir y competir por su grandísimo nivel.
-Eras y eres un tenista muy querido por el resto de jugadores.
Siempre he respetado a todos los jugadores, he defendido el fair play -incluso devolviendo algún punto en juegos en los que el juez de silla me había dado el punto a mi y consideraba que no estaba claro, aunque me costara el partido-, y durante toda mi vida he intentado ayudar al tenis de forma desinteresada y esto también sorprendía -que no buscara un beneficio personal-
Supongo que por eso muchas de las leyendas del tenis han querido mostrarme su aprecio públicamente, escribiendo y dedicándome unas palabras en el libro sobre mi vida que presenté recientemente, “De la barraca al podio”. Borg comentaba que si tuviera que elegir una persona con la que compartir una cena sería conmigo -risas-.
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-Siendo el referente del tenis español del momento, se hablaba más de Santana
Estamos en un país en el que la gente si eras “pro” alguien tenías que ser “contrario” al otro. Se creó una rivalidad entre nosotros que no era real, incluso se comentaba que Santana se retiró porque yo le empezaba a ganar. Siempre nos querían comparar, aun si jugábamos en diferentes campeonatos -coexistían el amateur y el profesional-.
Santana fue un gran jugador pero desarrolló más la parte mediática -solo se hablaba de él en la prensa-, favorecido por Madrid, mientras yo siempre me he centrado únicamente en la parte deportiva. Como he adelantado antes, nunca me interesó que se me reconociera por otra cosa que no fuera mi profesión, y quizás esa discreción hizo que se le dieran menos importancia a mis victorias y a mi persona.
Pienso que cuando se habla de un deporte y un país se tendrían que valorar a todos los grandes jugadores que has tenido por igual, sea de la época que sea, porque hay cabida para todos.
-Fiel a la gente y a los clubs que te ayudaron en su día, aunque no siempre correspondido…
Es increíble como cuando voy a los clubs en otros países, en los que participé en su día en sus importantes torneos y los gané, soy tratado como un “Campeón” en todos los sentidos. Y aquí en “mis” clubs de toda la vida a veces por un motivo u otro te hacen sentir un extraño (como La Salud -donde empecé y al que siempre que puedo ayudo- que por ejemplo no ha querido tener mi libro…), y no te tratan con el mismo cariño que uno les procesa -menos cuando necesitan algo-. Y eso me pone muy triste, por mi forma de ser, porque igual que me hace feliz que las personas que en algún momento de mi carrera me ayudaron sigan formando parte de mi vida actualmente -como pasa con Pedro Mora, que está a mi lado desde que yo era un recoge pelotas-, no entiendo que se aprovechen de tu buena fe, y no reconozcan los méritos de todos y cada uno de los campeones por igual, lo que han aportado -y siguen aportando- a los clubs y al deporte en general. Es muy fácil sumar todos juntos de una forma sana, sin intereses. En esto tenemos que aprender de lo bien que lo hacen fuera..
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-Te han ofrecido ser Presidente de la Federación Española de Tenis, cargo que rechazaste.
Así es, no lo acepté. Quizás si hubiera sido desempañando solo responsabilidades deportivas…
Aquí existe la mentalidad de que cuando alguien ocupa el puesto de “presidente” es para hacer lo que uno quiere, y yo no la comparto. Opino que en el caso de la Federación tendría que estar gestionada por un equipo de profesionales del tenis, que lo conozcan desde dentro, y que favorezcan el desarrollo de los jugadores y de la formación.
Todo debería girar alrededor del tenis y los tenistas, por encima de los temas políticos y sociales,y como presidente me hubiera causado muchos conflictos y problemas.
-También fuiste capitán del equipo de Copa Davis, un puesto que tampoco suele ser fácil.
Era una época difícil porque no se llevaba bien y había muy mal ambiente entre los tenistas. Los entrenadores de los jugadores no dejaban tomar decisiones al capitán del equipo hasta que llegué yo. Consideraba que en cada partido tenía que jugar el mejor jugador para cada ocasión -y demostré que era lo correcto, ganando la eliminatoria con Rusia,- olvidando su posición en el ranking o la importancia de su “nombre”. Estos cambios me generaron muchos conflictos con Pato y los hermanos Sánchez Vicario por estos motivos, pero que como era la forma correcta de funcionar se han mantenido.
-Siempre has estado ayudando al tenis desinteresadamente. Un ejemplo el “Grupo Bimbo” que formaste en Bonasport, del que salieron grandes tenistas.
Cuando me ofrecieron capitanear la Copa Davis, como era un puesto que no ocupaba todo mi tiempo, propuse colaborar en volver a relanzar el tenis -que había bajado mucho su nivel-, y en reorganizar la escuela de jugadores que no funcionaba, empezando de cero.
Entre otras iniciativas, aprovechando las “ayudas al deporte de la Barcelona Olímpica”, organizamos en el Club Bonasport lo que se conoció como “el Grupo Bimbo”, en el que a todos los jugadores que participaban se les daba las mismas oportunidades para que desarrollaran todo su potencial, y en cuatro años -de los 13 a los 17 años-, ver los que alcanzaban un determinado nivel para apostar por ellos. De ahí salieron algunos d los mejores tenistas españoles como Corretja, Costa, Berasategui… Y marcó el camino a seguir en las escuelas de formación de “campeones”.
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-Ahora con Nadal está de actualidad hablar de cuándo llega el momento de retirarse.
En mi caso también fueron los problemas físicos los que me obligaron a tomar esa decisión tempranamente.
Llegó un momento que cada vez tenía más problemas físicos y más continuos que me impedían competir a mi nivel.
Hasta que los médicos me explicaron y convencieron que por muy bien que me sintiera yo por fuera, mi cuerpo por dentro estaba débil debido a la alimentación muy limitada que había tenido en mi infancia -tenía una vida muy humilde-.
Cuando ves que por muy bien que juegues, muchas ganas que tengas, no puedes aguantar y ganar los partidos porque siempre aparece algún dolor insoportable que condiciona tu juego o incluso te obliga a retirarte, ha llegado el momento de parar.
-Eres una leyenda del tenis, ¿por fin se está reconociendo el lugar que te has ganado en la historia?
Ahora se está empezando a dar valor a los méritos conseguidos por los diferentes campeones en cada deporte, y el legado que has dejado -no solo a mi-. Sin tener que entrar en comparaciones entre todos y menos si además son de épocas distintas, porque cada uno es diferente y hay sitio para todos. Hay que intentar no dejar a la sombre de uno al resto. Y en nuestro país por desgracia esto ha costado y sigue costando mucho…
-Un momento profesional inolvidable.
Cuando era pequeño, que no viajaba, el único torneo que podías ver en Barcelona era el Godó, por lo que entonces para mi era el más importante del mundo. Ganarlo por primera vez, y frente al entonces número uno Manolo Santana, me hizo una especial ilusión.