Por Sandra Parrilla, terapeuta de Bonasport
El masaje ayurveda con pindas equilibra nuestros tres ejes: cuerpo, mente y alma.
El Ayurveda o Medicina Ayurvédica, tiene su origen en la India hace más de cinco mil años, y está considerada la medicina holística más antigua. Gracias al Ayurveda podemos cambiar y mejorar nuestros hábitos de vida y hacerla más saludable.
El masaje con pindas, forma parte de esta medicina milenaria, descrita en los Vedas, en lenguaje sánscrito -“pinda” significa saco de tela, “sweda” calor, y “shastika” ser bueno-.
Se aplica haciendo uso de las pindas, que son unos saquitos de tela que envuelven arroz masala, cultivado durante todo un ciclo lunar en la India, hierbas aromáticas y medicinales, y pueden ser calentadas en agua, con aceites esenciales, y con leche de vaca sagrada…, aportando diferentes propiedades según sus ingredientes, y aunando el poder de la fototerapia y la aromaterapia.
Consiste en una oleación del cuerpo, acompañada de movimientos relajantes, ascendentes, comprensivos, con las pindas previamente calentadas, que activan los chakras a nivel energético y físico. Al calentar las pindas se consigue que se liberen los principios activos de sus ingredientes y, además, proporcione una sensación confortable sobre la piel.
Entre sus múltiples beneficios destacan:
-Relajante muscular, mejora la flexibilidad y alivia contracturas.
-Gracias a la oleación con aceites vegetales naturales, hidrata y reconforta la piel, que recupera su elasticidad y tono.
-Drenante, pues mejora el riego sanguíneo, y como tal libera toxinas.
-Antiinflamatorio, ideal en problemas de reuma y articulaciones.
-Altamente relajante, combate ansiedad, estrés, insomnio y otras alteraciones nerviosas.
-Calma las migrañas, previniendo su aparición.
-Mejora el sistema inmunitario.
-Equilibra los sistemas energéticos del cuerpo.
Además no tiene contraindicaciones, más allá de las posibles alergias a sus componentes, que se deberán ver de forma individual en cada caso, y queda en mano del profesional y su anamnesis.
