Un buen descanso nocturno no es sólo una excelente manera de mejorar nuestro estado de ánimo durante el día, según muchos estudios, dormir bien ayuda a vivir más y mejor. Todos necesitamos un descanso reparador para levantarnos llenos de energía y vitalidad. Porque seamos sinceros, ¡con qué mal humor nos despertamos cuando hemos dormido mal!!
Lo cierto es que pasamos un tercio de nuestra vida en manos de Morfeo, lo que se convierte en aproximadamente 25 años… ¡Se dice pronto! Y sin embargo, muchas veces no le damos la importancia que se merece, cuando en realidad hay una relación directa entre calidad de sueño y estado de salud.
Dos de cada diez españoles afirma que duerme mal y las consultas por este trastorno han aumentado considerablemente en los últimos meses, debido a la situación de inquietud e incertidumbre provocada por el coronavirus. De hecho, el insomnio se ha convertido en uno de los grandes males de la sociedad actual. Originado principalmente por el estrés y la ansiedad, solo quien lo ha sufrido conoce la impotencia y el desasosiego que producen las noches sin dormir. “La calidad del sueño y la presencia de apneas, ronquido o insomnio, pueden verificarse con una poligrafía, es decir, con la aplicación nocturna de un polígrafo (lo que los televidentes de algunas cadenas conocen como “la máquina de la verdad”).- Nos comenta el Dr. Josep Morera responsable de la Unidad del Sueño de la Clínica Planas”.
Como hemos dicho, dormir mal o demasiado poco, genera problemas de salud. Además de dolores de espalda, irritabilidad y dolor de cabeza, no hay que olvidar que detrás del insomnio puede haber enfermedades orgánicas como patologías reumáticas, musculares, articulares, enfermedades endocrinas o metabólicas como problemas de tiroides; enfermedades respiratorias como el asma; digestivas; neurológicas (Parkinson, Alzheimer..) Incluso, los trastornos psiquiátricos o emocionales están casi siempre acompañados de alteraciones del sueño.
Así que, si eres de los que tras enfundarte en las sábanas luchan cada noche para intentar “pegar ojo” toma nota de unos fáciles consejos a seguir para no tener que contar ovejitas: intentar ir a la cama más o menos siempre a la misma hora y en cuanto empiezan los primeros síntomas de sueño (si empiezan los bostezos, nada de aguantar hasta ver el final de la película porque corremos el riesgo de desvelarnos); intentar relajarse antes de acostarse (algunos escuchando música tranquila, otros tomando una taza de leche caliente, o un baño); evitar cenas copiosas; intentar no fumar ni beber alcohol, pues ambos son estimulantes; procurar que el lugar donde se duerme sea cómodo, oscuro, bien ventilado y lo más silencioso posible; establecer una rutina antes de acostarse (hacer las misas cosas todas las noches para comunicarle al cuerpo que es hora de relajarse y dormir); procurar dormir el número de horas necesarias. Es lo que el Dr. Morera llama “realizar la correcta higiene del sueño” o lo que es lo mismo, prepararse adecuadamente para dormir.
Lo cierto es que el ritmo de vida trepidante que llevamos tampoco ayuda. Al llegar a casa hay que hacer un esfuerzo por desconectar de todo aquello que altera nuestra equilibrio – problemas laborales, familiares… – y buscar ese pequeño oasis de paz no siempre es fácil, pero no hay que desanimarse, conseguirlo es cuestión de práctica.
Tampoco tenemos que pasar por alto las características técnicas de nuestro lugar de descanso. En ocasiones cuando no podemos dormir o nos levantamos cansados, la culpa puede ser de la cama. Elegir un buen somier y un buen colchón (los de dureza intermedia son los más adecuados), así como una almohada que mantenga la espalda alineada nos evitará también serios problemas de salud en el futuro. Para dormirse, aproximadamente la mitad de las personas prefiere la postura lateral, más del 40 % se duerme de espalda y el resto sobre el vientre; sólo menos de un 1 % duerme boca abajo. Sin embargo, a lo largo de la noche la posición puede cambiar entre 20 y 60 veces. De ahí lo importante que la cama se adapte a estas cambios de postura. Afortunadamente en el mercado existen gran variedad de productos para todos los gustos y necesidades: muelles, espumación especial, látex…, atrás han quedado los colchones de lana de nuestras abuelas que había que airear, rellenar y ahuecar!
Es básico también a la hora de acostarse, llevar prendas cómodas que no molesten ni aprieten y que sean preferiblemente de algodón, aunque como siempre, sobre gustos no hay nada escrito…
En cuanto al número de horas necesarias para que cuerpo y mente descansen no hay acuerdo. Si tradicionalmente se ha dicho que todos necesitamos 8 horas de sueño para sentirnos bien, son muchos los especialistas que están en contra de esta leyenda urbana, y consideran que cada uno debe conocer su cuerpo y sus necesidades, y las 9 horas que le valen a uno no lo son para otro que con 6 horas bien dormidas tiene más que suficiente. Muchos abogan por dormir con calidad más que por cantidad.
Así que ya sabes, dormir bien es fundamental, nos permite vivir más y mejor y además vivir luciendo mucho más guapos, pues con un buen descanso se está más radiante, con un piel más tersa y relajada. Si todavía no has conseguido tu propia rutina del sueño, ponte manos a la obra lo antes posible. Tu cuerpo y mente te lo agradecerán.