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El prestigioso oftalmólogo es un referente a nivel internacional y uno de los mejores especialistas en tratamientos de la córnea del mundo, además de ser cofundador de IMO Grupo Miranza.
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-Cada vez vemos menos personas con gafas, ¿pero cuidamos más nuestros ojos?
No tienen relación, pero sí que tienen una misma explicación. Es cierto que vemos menos personas con gafas y es cierto que nos cuidamos más los ojos, igual que muchas otras partes del cuerpo en general, pero hay que ser conscientes que esto se da, en mayor medida, en algunos grupos sociales y en otros no. En las franjas de la sociedad más acomodada se busca gozar de mayor confort y sanidad, y poder desprenderse de las gafas, poder prescindir de corrección óptica, entra dentro de esta “comodidad».
-La vida moderna es digital, ¿cómo influye en la vista esta exagerada exposición a las pantallas?
Destacaría dos aspectos importantes para la vista relacionados con la exposición generalizada a las pantallas: La sequedad por disminución del ritmo de parpadeo; y el no movimiento del músculo ciliar, manteniendo un enfoque fijo durante periodos prolongados de tiempo.
La sequedad que provoca sobre la superficie ocular es debido al hecho, prácticamente inevitable, de que al estar delante de las pantallas disminuimos el ritmo fisiológico normal de parpadeo, que sirve para que la lágrima que se va segregando se distribuya bien y cree una buena patina delante de la córnea. El ritmo de parpadeo normal, de entre 14 y 18 veces por minuto, lo reducimos inconscientemente debido a lo rápido que pasa la información por la pantalla, pudiendo llegar a estar media hora sin que parpadeemos.
También delante de la pantalla solemos estar mucho tiempo a una distancia determinada, y por consiguiente el músculo responsable del enfoque y desenfoque del ojo está contraído en una sola posición, provocando que luego le cueste activarse y ajustarse para enfocar y desenfocar con rapidez.
-¿Varía según la franja de edad?
Con la edad ya se sufren estos dos factores que “estropean” las condiciones de visión. Con el paso de los años las mucosas ya están más secas -y aún más en el caso de las mujeres-, igual que también la capacidad de mover el músculo para enfocar va menguando. Por consiguiente, la alta exposición a las pantallas hace que estos dos riesgos para la vista sean más significativos cuanto más mayores seamos.
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-¿Cómo podemos prevenir estos riesgos?
La mejor prevención es, cada media hora o hora que estés delante de la pantalla:
-Lubricarte con un par de gotitas de lágrimas artificiales.
-Enfocar -no solo mirar- algo que esté a una distancia lejana, para provocar que el músculo ciliar tenga que moverse.
Siguiendo estas dos indicaciones podemos estar mirando la pantalla el tiempo que queramos.
Todo lo que son pantallas de protección, o gafas de colores determinas…, no está demostrado a día de hoy que ayuden a proteger realmente las estructuras oculares.
-¿La pandemia que estamos viviendo está afectando a nuestra salud ocular?
Está causada por un virus, y como siempre que hablamos de una infección vírica puede tener afectación ocular, puede provocar infección y lesiones oculares. Es poco frecuente pero hay que tenerlo en cuenta.
Por otro lado, el uso de la mascarilla, dirigiendo el vaho de la boca hacia los ojos y produciendo que la superficie ocular y palpebral estén en un estado constante de humedad, puede provocar reacciones negativas -infecciones bacterianas más importantes, más “caspa” en las pestañas…-.
Y también la pandemia, sobre todo el periodo de “lockdown”, ha provocado un mayor tiempo de uso de las pantallas y volveríamos a los efectos que esto conlleva en la visión y que hemos comentado anteriormente.
-¿Qué operaciones son las más habituales actualmente?
Las de cirugía refractiva en general, que van dirigidas a eliminar parcial o totalmente la necesidad de utilizar corrección óptica, ya sean gafas o lentes de contacto. La más conocida es la cirugía láser pero hay muchas otras –la de cristalino…-.
A nivel mundial ha habido un incremento significativo de estas operaciones con la pandemia, causado sobre todo por los mayores inconvenientes que provoca el uso continuo de la mascarilla si se llevan gafas o lentillas, y la mayor exposición a las pantallas
-¿Cuáles son los últimos avances en tratamientos de patologías de la córnea -tu especialidad-?
Destacaría tres progresos por encima de todos:
Las técnicas de la cirugía lamelar corneal, que se basan en trasplantar tan solo la capa lesionada de la córnea. Técnicamente y quirúrgicamente es más complejo que la cirugía penetrante, y por eso ha tardado tanto tiempo en avanzar esta técnica de sustitución selectiva de capas corneales.
Los cultivos celulares, en los que bajo la aplicación biotecnológica de diferentes estímulos a células pluripotenciales -incluidas las células madre- las puedes convertir en diferentes estirpes celulares. Dicho de otro modo, que por ejemplo puedas coger células de la medula ósea o de la piel y las puedas transformar en células epiteliales o endoteliales de la córnea.
Y la terapia génica, que ya estamos poniendo en práctica, pero que todavía queda un tiempo para que esté en el día a día de la clínica. Consiste en manipular mediante vectores víricos los genes de un individuo para que las células malas se conviertan en buenas, sin que sea necesario un donante cadáver o un cultivo del propio paciente. Es una terapia que ya se está utilizando en el tratamiento de otras enfermedades del cuerpo y que para el campo de la oftalmología es muy atractiva.
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-¿Cuál crees que será el próximo gran avance que se presentará en oftalmología?
En breve, será la aplicación de la inteligencia artificial en el diagnóstico de enfermedades oculares, que nos va a permitir una rapidez y veracidad en los diagnósticos impensables.
¡Imagínate un ordenador que tiene introducido en su sistema la información de todos los casos que han tratado infinidad de doctores de pacientes con los mismos síntomas! Es una experiencia y conocimiento que un solo doctor, por muy bueno y referente que sea, nunca podrá alcanzar en toda su carrera.
La inteligencia artificial ya se está utilizando por ejemplo para evaluar la “evolución de campos visuales” en el área del glaucoma o valorar “grados de impacto de la diabetes sobre la retina”, y su aplicación se va a ir ampliando muy rápidamente en toda la medicina.
Y más adelante, el siguiente gran avance en nuestra especialidad, será la aplicación práctica en el día a día de la clínica de las terapias génicas que hemos comentado.
-Eres uno de los fundadores de IMO, referente internacional. ¿Qué ha supuesto ahora entrar a formar parte del Grupo Miranza?
Resumiendo, mucho sería “crecer”, no en el sentido económico, sino en el clínico y en la capacidad de atender a nuestros pacientes.
La interacción entre los profesionales que formamos parte de este gran grupo, con muchas ideas en común, hace que aprendamos los unos de los otros constantemente, ampliando nuestros conocimientos que luego se aplican en los tratamientos a los pacientes. Y además hemos ganado en poder dar un servicio a nivel clínico con una calidad igual o similar a pacientes cercanos o lejanos, en los diferentes centros que hay repartidos por España.
Y evidentemente ha supuesto también conseguir una serie de ventajas económicas ligadas al aumento del tamaño.
-¿Por qué Barcelona recibe tanto turismo médico oftalmológico?
Por tradición y buen hacer. Por la asociación con la ciudad de antiguos nombres, como los doctores Arruga, Barraquer…, que se convirtieron en referentes internacionales, junto al buen hacer de la medicina en general en Cataluña. Esto consiguió que Barcelona se hiciera “un nombre”.
Este nivel de reconocimiento mundial se ha seguido manteniendo y aumentando gracias a los nuevos doctores de altísimo nivel que se han ido incorporando durante estos años -como los de IMO entre otros-.
-Unos consejos para gozar de buena salud ocular.
Con algo tan sencillo como cuidar la limpieza de los párpados -si puede ser con productos de higiene ocular específicos-, y la lubricación de los ojos -con alguno de los lubricantes del mercado, la mayoría excelentes y sin conservantes-, nos mantendremos a salvo de los problemas más comunes.
Y luego lógicamente, con la medicina preventiva. A partir de una edad mediana, de unos cuarenta años, hay que hacerse regularmente cada dos años una revisión -sobre todo de la presión de los ojos y la retina…-, para avanzarse a alteraciones que puedas tener y que para ti pasen desapercibidas.
-Próximo objetivo.
Continuar con el desarrollo de la utilización de las células madre dentro de la cirugía córneal, que es mi especialidad.
Y a nivel más institucional, me he propuesto colaborar en rejuvenecer totalmente la Sociedad Europea de Córnea, de la que soy fundador. Es decir, conseguir que los que realmente la lideren tengan alrededor de los cuarenta años, y no de los setenta y cinco como pasa ahora -como en la mayoría de sociedades-. Y que los “gurús» con edades más avanzadas estemos alrededor de ellos para apoyarles. ¡Creo que lo vamos a lograr!
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